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La biomecánica de la marcha: clave para la salud podológica

  • By Miguel Angel Silva
  • julio 14, 2025
  • 235 Views

La marcha es un proceso complejo y fascinante que implica la coordinación de múltiples estructuras del cuerpo: huesos, articulaciones, músculos y sistema nervioso. Desde la perspectiva de la podología, entender la biomecánica de la marcha es fundamental para prevenir, diagnosticar y tratar numerosas alteraciones del pie y del aparato locomotor. Se trata de estudiar cómo se mueve el cuerpo al caminar, qué fuerzas están involucradas y cómo pequeñas alteraciones pueden desencadenar problemas no solo en los pies, sino también en tobillos, rodillas, caderas y columna.

Una marcha eficiente debe ser fluida, equilibrada y simétrica. El ciclo de la marcha se divide en dos fases principales: la fase de apoyo y la fase de oscilación. Durante la fase de apoyo, el pie contacta con el suelo y soporta el peso del cuerpo. En esta etapa, se analiza cómo el talón aterriza, cómo se distribuye la carga hacia el antepié y cómo se realiza el despegue con los dedos. En la fase de oscilación, el pie se eleva del suelo para avanzar, y aquí se evalúa la alineación, la fuerza muscular y la movilidad articular. Cualquier desviación en este patrón puede ser indicio de una disfunción biomecánica.

En nuestra experiencia profesional en Podomas, muchos pacientes desconocen que dolores recurrentes en los pies, como fascitis plantar, metatarsalgias o juanetes, tienen su origen en alteraciones biomecánicas de la marcha. Incluso molestias en las rodillas o la espalda pueden tener su causa en una pisada inadecuada. Por ello, el análisis biomecánico de la marcha se ha convertido en una herramienta clave dentro de la consulta podológica. Mediante plataformas de presiones, grabación de video o estudios clínicos, el podólogo puede identificar puntos de sobrecarga, inestabilidad o disfunción articular.

El tratamiento de estas alteraciones puede implicar el uso de órtesis plantares personalizadas (plantillas), ejercicios de reeducación postural, fortalecimiento muscular o derivación a otras especialidades. En algunos casos, incluso una intervención temprana en la infancia puede corregir patrones anómalos que podrían generar problemas crónicos en la adultez. La personalización del abordaje es esencial, ya que cada paciente tiene un tipo de pisada, una estructura corporal y unas necesidades particulares.

En conclusión, la biomecánica de la marcha es mucho más que un estudio del caminar: es una herramienta diagnóstica de gran valor que nos permite a los podólogos intervenir de forma preventiva y terapéutica, mejorando no solo la salud del pie, sino el bienestar general del paciente. Comprender cómo nos movemos es comprender cómo vivimos. Cuidar nuestra marcha es cuidar nuestra calidad de vida.

Puedes separar tu cita en una de nuestras 3 sedes para empezar tu evaluación de la biomecánica de la marcha.